domingo, 13 de mayo de 2012


¿Cuál es el poema más largo del mundo?


El poema más largo del mundo se titula Des parcelles despoir a lecho de ce monde, y fue escrito en 2006 en un rollo de tela de casi 995 metros por el francés Patrick Huet. Se trata de un acróstico en el que la primera letra de cada verso forma las palabras de los 30 artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

"Tenía un profundo deseo de hablar de derechos humanos, porque tengo la impresión de que cada semana hay un conflicto nuevo en este mundo", señaló Huet, que empleó un mes y medio en escribirlo, tarea a la que dedicó entre 10 y 12 horas diarias.
Así actúan la literatura y la poesía sobre el cerebro
Silencio atronador, muerto viviente, dulce amargura, noche blanca o monstruo hermoso son ejemplos de oxímoron, una combinación de dos palabras de significado opuesto que al unirse originan un nuevo sentido. Un estudio español publicado en la revista NeuroImage revela que estas figuras literarias generan una intensa actividad en el área frontal izquierda del cerebro.

Según los autores del estudio, del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián, los políticos en sus discursos, los generales en sus arengas y los amantes en sus poemas han utilizado desde siempre ciertas figuras retóricas para convencer, infundir valor o seducir. Lo que hasta ahora no se había logrado era medir empíricamente la capacidad de una figura literaria para generar actividad cerebral en las personas.

“Nuestra investigación demuestra el éxito a nivel retórico de las figuras literarias, y la razón de su efectividad es que atraen la atención de quien las escucha” más que otras expresiones, explica Nicola Molinaro, autor principal del estudio. Concretamente, "se activa la parte frontal del cerebro y se emplean más recursos de lo habitual en procesar a nivel cerebral esa expresión". El investigador señala que el resultado de los experimentos se relaciona "con la actividad que requiere procesar la abstracción de figuras retóricas como el oxímoron, que tratan de comunicar cosas que no existen".

Para los experimentos, Molinaro y sus colegas crearon varias listas de frases incorrectas, neutras, oxímoron y pleonasmos (vocablos innecesarios que añaden expresividad), empleando el mismo sustantivo como sujeto: la palabra ‘monstruo’. Concretamente, los investigadores han utilizado ‘monstruo geográfico’ como expresión incorrecta, ‘monstruo solitario’ como expresión neutra, ‘monstruo hermoso’ como oxímoron, y ‘monstruo horrible’ como pleonasmo. Después, se les mostraron estas listas a personas de entre 18 y 25 años y se midió su actividad cerebral cuando las procesaban por medio del electroencefalograma.

Los resultados muestran que cuanto menos natural es la expresión más recursos requiere para ser procesada en la parte frontal izquierda del cerebro. La frase neutra ‘monstruo solitario’ es la que menos recursos cerebrales necesita para procesarse. En cuanto a la expresión incorrecta ‘monstruo geográfico’, 400 milisegundos después de percibirla, el cerebro reacciona al detectar que hay un error.Sin embargo, en el caso de los oxímoron, como ‘monstruo hermoso’, 500 milisegundos después de percibirse la expresión se midió una intensa actividad cerebral en la parte frontal izquierda del cerebro, un área íntimamente relacionada con el lenguaje que los seres humanos tienen muy desarrollada en comparación con otras especies.

Molinaro ya ha comenzado a repetir este experimento con la resonancia magnética, para obtener imágenes de la actividad cerebral cuando se procesan figuras retóricas. El siguiente objetivo es estudiar las conexiones entre dos áreas muy implicadas en el procesamiento del significado: el
hipocampo y el área frontal izquierda.
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¿Cuándo nació el libro de bolsillo?
La entrada en el mercado editorial de los primeros libros de bolsillo, los Penguin Books ingleses, tuvo lugar el 30 de julio de 1935, y supuso el inicio de la puesta a disposición del público masivo de las obras clásicas y modernas más importantes del momento, contribuyendo a la democratización de la lectura. El lanzamiento de la primera colección fue todo un éxito: tres millones de libros vendidos en el primer año de vida del nuevo sello editorial. A la vista de los resultados, en 1939 el libro de bolsillo entra en el mercado estadounidense con el lanzamiento de Pocket Books. Y tras la segunda guerra mundial, surgían nuevas colecciones en países europeos como Francia y España.

Según lo describe Rosa Melendo, “uno de los pilares básicos del libro de bolsillo es ser más accesible, económicamente hablando; sin embargo, se trata de algo más que lectura a buen precio. Por otro lado, en el pequeño libro de bolsillo cabe de todo, o casi de todo; se le resisten, lógicamente, las obras muy ilustradas. Podría hablarse, entonces, de libros baratos, pequeños y sobre cualquier tema”.
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¿Por qué leer libros nos hace sentir bien?
Según se deduce un estudio de la Universidad de Búfalo (EE UU) publicado recientemente en la revista Psychological Science, cuando leemos un libro nos sentimos parte psicológicamente de la comunidad que protagoniza la narración, por ejemplo el colectivo de magos en el caso de la popular saga de Harry Potter. Este mecanismo satisface una necesidad humana fundamental: la de pertenencia a un grupo.

En concreto, para la investigación los investigadores trabajaron con dos best-sellers: Harry Potter y la piedra filosofal y Crepúsculo. Y estudiaron la afiliación psicológica con magos y vampiros, respectivamente, de más de un centenar de sujetos antes y después de leer dos fragmentos de ambos libros durante media hora. De este modo comprobaron que los lectores se sentían identificados con uno u otro grupo en función del libro que les habían proporcionado. Además,
la pertenencia a las comunidades de ficción producía una mejora del estado de ánimo y la satisfacción similar a la de formar parte de grupos reales. “Leer satisface una profunda necesidad psicológica”, que ha jugado un papel clave en la evolución, concluían los autores.
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¿Tan mal comía Oliver Twist?
Pediatras y nutricionistas del Hospital General Northampton (Reino Unido), en colaboración con investigadores del Centro de Historia de la Medicina de Birminghan, han comparado la dieta que tomaba Oliver Twist, el famoso huérfano que dio nombre a una de las novelas más populares de Charles Dickens, con la que figura en otros documentos de la Inglaterra victoriana en la que se desarrolla la historia. Y han llegado a la conclusión de que la alimentación que reflejaba el novelista británico en su obra no se corresponde con la que realmente recibían los huérfanos de la época.

Según las palabras del propio Oliver Twist, su alimentación consistía en "tres pequeñas raciones de
gachas diarias, con una cebolla dos veces por semana y medio panecillo los domingos". Desde el punto de vista nutricional,aseguran los investigadores en el último número de la revista British Medical Journal, esta dieta sería insuficiente para un niño de nueve años y le causaría anemia, escorbuto y otras patologías asociadas a la falta de vitaminas. Sin embargo, otros documentos históricos apuntan a que la descripción de Dickens no se ajustaba en la realidad.

Concretamente, ateniéndose a los datos que figuran en la descripción del dietario de los orfanatos recogida por el doctor
Jonathan Pereira en 1843, el pequeño Oliver habría ingerido 1,76 litros de gachas al día, con al menos 100 gramos de harina de avena de buena calidad. Además, Pereira documenta que los orfanatos recibían carne de ternera y cordero  para sus huéspedes todas las semanas. A la vista de los datos históricos, los investigadores concluyen que los dietistas actuales aprobarían la comida servida en los orfanatos victorianos.

No obstante, puntualizan que sus conclusiones serían válidas teniendo en cuenta las necesidades nutricionales de un niño actual. Los niños contemporáneos de Oliver Twist eran más bajos y delgados que los del siglo XXI, pero también mucho más activos, por lo que posiblemente consumían mucha más energía en condiciones normales.

¿Por qué Cervantes llamó Don Quijote a su hidalgo?


¿Qué significa el nombre de Don Quijote y por qué lo escogió Cervantes para el protagonista de su más famosa novela? Durante muchos años los académicos han discutido acerca de su origen sin llegar a una conclusión definitiva. Ahora, un nuevo estudio realizado por un investigador de la Universidad Central de Washington apunta nada menos que a Homero como origen del nombre del ingenioso hidalgo.

Entre 2003 y 2005, los investigadores Carroll B. Johnson y el español Alfredo Baras Escolá tuvieron una serie de intercambios de impresiones acerca de qué significaba la palabra "quijote". El análisis de Johnson refería al origen semítico de la palabra (una derivación de la voz árabe kisa, que significa capa o manta), mientras que Baras pensaba que el nombre del universal hidalgo había sido puesto por Cervantes apuntando a la pieza de la armadura que cubre el muslo. La definición dada por Covarrubias en 1611 refuerza esta última teoría: "Quixote: En el arnés las piezas que cubren los muslos, quasi cuxotes, de cuxa en italiano, que vale muslo (sic)".

Según afirma ahora Eric Mayer en el último número del Bulletin of the Cervantes Society of America, la segunda propuesta podría ser acertada. A esa conclusión ha llegado tras estudiar a fondo la Etiópica de Heliodoro, un libro muy leído en su traducción del Siglo de Oro y que ejerció una cierta influencia en Cervantes y otros contemporáneos suyos como Calderón o Lope de Vega.  En concreto, dice Mayer, la relación entre Don Quijote, Homero y la palabra muslo aparece en el tercer volumen de Etiópica, donde el narrador Calasiris cuenta que Homero tenía una pierna llena de vello como consecuencia de la relación incestuosa de su madre con el dios Mercurio y que después "andando por muchas tierras [...] cantando su poesía, ganó el nombre de Homero, porque sin decir él ni descubrir su propio nombre ni su patria ni su linaje, los que sabían aquella señal de su muslo se la dieron por propio nombre".

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La literatura nos hace evolucionar

¿Se pueden aplicar las teorías de Darwin sobre la evolución a la literatura? En el último número de la revista Evolutionary Psychology, los investigadores estadounidenses Jonathan Gottschall y Joseph Carroll aseguran que sí. Para demostrarlo, pidieron a 500 personas que rellenaran cuestionarios sobre famosas novelas victorianas como Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen, Drácula, de Bram Stoker, o Cumbres Borrascosas, de Emily Brönte. El objetivo de los tests era evaluar a los protagonistas y los antagonistas de cada libro e identificar sus atributos.

Los resultados mostraron que los protagonistas de las novelas son normalmente sujetos con un comportamiento cooperativo, que despiertan respuestas emocionales positivas en quienes las leen. Por el contrario, la
dominancia social y el ansia de poder se identifican mayoritariamente como características negativas y censurables de los antagonistas, algo que tiene especial sentido según las ideas de Charles Darwin, quien sostenía que los humanos tendemos a rechazar a aquellos que intentan resolver las cosas solos en lugar de dejar actuar al grupo.

“Las novelas permiten a sus lectores sumergirse en una
dinámica social igualitaria similar a la de los grupos humanos prehistóricos de cazadores-recolectores”, concluyen Gottschall y Carroll, que se autodefinen como “darwinistas literarios”. Por lo tanto la buena literatura, aseguran, favorece comportamientos sociales que cumplen una función adaptativa y nos incita “a combatir impulsos básicos y trabajar de forma cooperativa”.
POEMA AL MAESTRO

Dedicado a todos los maestros


Viviendo entre otras vidas, olvida su propia vida,
destruyendo las tinieblas de la ignorancia gana su guerra,
su mayor paga son las respuestas de sus alumnos,
reír con ellos es su mayor goce.

Aunque triste esté, sonriente se le ve
la imagen más perfecta de comprensión y amor.
Su tiempo lo regaló y nunca lo discutió.
Unos lo quisieron, otros lo olvidaron
Más él siempre los quiso a todos.

Ahora, lento camina, el viento lo vence
y su voz ya no luce galante como cuando les leía.
Sentado esta, mirando el cielo, sus ojos se cierran,
su mano cae y deja libre una hoja de papel.
La ultima nota escrita, el viento la entona
y la impulsa sobre la corriente de un río.

Me llevo el gran triunfo de saber que ustedes,
mis hijos, mis alumnos queridos,
representan en cada gesto, en cada andar, en cada vibración
pedazos de mí espíritu
que ahora ya son hombres seguros,
con ideales firmes y honestos.

Si algunos se pierden en esta rueda que es la vida,
volveré en la frase de un amigo, en la mirada de un niño,
en el entrecejo de un padre, o la caricia de una madre,
y te haré recordar, cual es tú 'camino'.
Autor del poema: Henry Binerfa Castellanos
Los felices leen, los infelices ven la televisión

Las actividades que realizamos en nuestro tiempo libre pueden ser un indicador de nuestro nivel de felicidad o desdicha, según un nuevo estudio realizado por sociólogos de la Universidad de Maryland. Analizando datos recopilados a lo largo de los últimos 30 años, los investigadores han llegado a la conclusión de que las personas que no son felices pasan más tiempo viendo la televisión, mientras que las personas que se describen a sí mismas como felices dedican más tiempo a leer y a socializarse. Los detalles se publican en la revista Social Indicators Research.

Según el sociólogo John P. Robinson, coautor del trabajo y pionero en los estudios sobre el uso del tiempo,
ver la televisión es una actividad pasiva que suele actuar como vía de escape. “Los datos sugieren que el hábito de ver la televisión puede ofrecer un placer inmediato a expensas de sufrir malestar a largo plazo”, dice el investigador, que añade que es una actividad cómoda y barata que no requiere compañía ni esfuerzo. Por el contrario, leer libros, prensa o revistas y relacionarnos con los demás nos produce satisfacción a largo plazo.

En concreto, los datos revelan que
la gente infeliz consume un 20% más de televisión que la gente feliz, independientemente del nivel educativo, ingresos, edad y estado civil. Robinson advierte que estas cifras aumentarán significativamente si la economía sigue empeorando en los próximos meses.

sábado, 5 de mayo de 2012

NARRACIONES
·         Presentación, nudo y desenlace.
Hace ya veinte años, en un pueblecito de Granada vivía una niña llamada Clara.
Era una niña tímida y vergonzosa, nunca quería salir a jugar al parque con los niños  ni relacionarse con los demás. Siempre estaba metida en su pequeña habitación leyendo cuentos de aventuras pero, ¿por qué Clara era así?...
Clara disfrutaba muchísimo en el colegio, le gustaba leer, estudiar pero lo que más le gustaba era jugar en el patio con sus amigas, sin embargo nuca pudo hacerlo como a ella le hubiera gustado.
La pequeña tenía gafas, un parche en el ojo, pelo muy rizado pelirrojo y muchas pecas en la cara. Debía ser por este motivo que sus amigas siempre la rechazaban en el juego.
Clara nunca pudo hacer amigas debido a sus aspecto físico pero ella nunca perdió la esperanza.
En los estudios era muy buena alumna, sacaba matrículas y buenas notas. Fue avanzando en los cursos mientras alguna de sus compañeras que se reían de ella se iban quedando atrás  repitiendo cursos.
Cuando Clara terminó el colegio, empezó la carrera  de empresariales, como era de esperar en ella la sacó curso por año y empezó a trabajar en una gran multinacional.
Fue ascendiendo de puestos hasta ocupar un cargo muy importante. Ella hacía las entrevistas de trabajo y decidía quien se quedaba a trabajar en la empresa.
Una mañana, Clara se asomó a ver la cola de gente que esperaba para hacer la entrevista. Era enorme, daba la vuelta a la manzana del edificio.
Comenzaron las entrevistas y cuando ya había avanzado la cola más de la mitad… ¡Vaya sorpresa! Eran dos antiguas compañeras del colegio, si, aquellas niñas que se reían de ella.
Clara las entrevistó sin ningún tipo de rencor. ¡Nunca  puedes saber lo que te deparará la vida ni con quién se te vas a encontrar!

·       Diálogo y descripción.

Olivia y Marcos eran dos hermanos muy traviesos que vivían en un pueblo de Asturias. Un pueblecito pequeño y muy familiar.
Olivia era una niña muy alegre, divertida y emprendedora. Era delgaducha y alta, ojos verdes grandes y pelo moreno y algo alborotado. Vestía con colores muy divertidos y nunca combinaba su ropa, no era importante para ella. Nunca cambiaba de botas, siempre llevaba unas negras con cordones que ya estaban muy viejas, con la suela despegada del uso.
Marcos, su hermano, también era muy divertido y alegre. Físicamente eran completamente opuestos, era gordito, rubio y con ojos azules.  Combinaba muy bien su ropa, conjuntando colores y tejidos, era muy presumido, nada parecido a Olivia…
Lo que sí tenían en común era su travesura, sus ganas de investigar y de hacer trastadas allí por donde iban.
Era sábado y tocaba comida familiar en casa de la abuela. Se reunían más de treinta, pues todos vivían en el pueblo.
Tras la comida, Olivia y Marcos ya empezaron a tramar algo…
-Marcos, ¿Qué te parece si vamos al bosque a hacer una cabaña en el árbol como teníamos pensado?, dijo Olivia.
-Olivia, estamos de comida familiar, no podemos irnos ahora, respondió Marcos.
-Pero es el mejor momento Marcos, con tanta gente nadie se dará cuenta de que nos hemos ido, además solo será un momento, volvió a decir su hermana.
Tras esta conversación, se calzaron, se pusieron el abrigo y partieron para el bosque.
Tras una larga caminata para buscar el mejor árbol para hacer la cabaña, comenzó a llover. Pero eso no era lo peor, también empezó a anochecer y esa noche no había luna, tampoco habían cogido linternas.
Eran ya las diez de la noche y no habían encontrado el camino de regreso a casa, estaban empapados y decidieron meterse en una cueva de piedra para resguardarse de la lluvia y del frío. Los hermanos ya estaban asustados, sabían que en casa deberían estar muy  enfadados…
No querían ni pensar la regañina que les iba a caer al regresar a casa.
Eran ya las doce y los niños no podían salir de la cueva, comenzaron a llorar de desesperación hasta que a lo lejos vieron una pequeña luz de linterna. ¡Era la policía del pueblo!
-La que hemos liado, dijo Marcos a su hermana.
Los policías les recogieron y los llevaron a casa.
 Después de una gran bronca, Marcos y Olivia prometieron a sus padres no volver a salir al bosque sin antes avisar.

·         Presentación

Relámpagos, truenos y mucha lluvia. Agustina había ido al cementerio a poner unas flores a la tumba de su padre. Era el día de todos los santos.
Sonó el timbre de cierre del cementerio y la joven quedó dentro del recinto…